LA AGRICULTURA ES LA PROFESIÓN PROPIA DEL SABIO LA MÁS ADECUADA AL SENCILLO Y LA OCUPACIÓN MÁS DIGNA PARA TODO HOMBRE LIBRE
Hace 2000 años Cicerón sentenció con esta frase una realidad que parece perdida, poco adecuada, nada más lejos de los tiempos que corren.
Todo empezó por el des entendimiento humano que acaba en guerras. Después el hambre y la necesidad imperiosa de combatirla a cualquier precio. Hay que producir más alimento en la misma superficie de terreno, aportar productos químicos ajenos a la tierra para forzar su rendimiento, utilizar plaguicidas para que no se vea mermada la producción, formar técnicos que lo investiguen y trasmitan como hacerlo… Se consiguió, fue un logro. Efectivamente gracias a éstas medidas se vieron incrementados los rendimientos de las cosechas produciendo más alimento para la población.
Los agricultores y técnicos que han venido después, se vieron absurdamente influenciados por estos primeros y por una floreciente industria agroquímica que descubrió en ello un filón. Ya no hay ninguna necesidad de sobre-explotar la tierra, pero sigue una inercia que dura hasta nuestros días.
Actualmente el agricultor tiene perdida su propia identidad de SABIO la SENCILLEZ que le debe caracterizar y lo que quizá sea más importante: LA LIBERTAD.
Solo hay una forma de recuperar el sentido de la frase de Cicerón y es volver a practicar una agricultura respetuosa con el medio, tratando a los animales, plantas y suelo como lo que son, seres vivos que como nosotros tienen limitaciones. En definitiva proporcionando una mejor calidad de vida y alimentos más sanos. Esta forma de agricultura es lo que conocemos como AGRICULTURA ECOLÓGICA.
La Agricultura Ecológica es la agricultura del sentido común. Es lo que en arte se podría considerar la época del Renacimiento. Se basa en la observación conjunta de todos los elementos del ecosistema agrícola, conociendo su estructura y función de forma global e integral. Es sencilla, no utiliza complicadas fórmulas ni recetas a la carta tan requeridas por los agricultores y ofrecidas por los técnicos, como ineficaces y contradictorias. Consiste en aunar las buenas prácticas agrícolas que se han llevado a cabo desde su inicio hace 14000 años con las nuevas tecnologías. No se trata igualmente de sustituir los productos químicos convencionales por otros autorizados, sino de volver a equilibrar el agroecosistema, fortaleciendo el sistema inmunitario de las plantas para que se desarrollen sanas. Produciendo en cantidad y calidad de forma medioambiental y económicamente sostenible.
La base de la Agricultura Ecológica es el manejo del suelo. Hay que tratar el suelo agrícola como lo que es, un ente vivo y dinámico. En una hectárea hay unos 3000 Kg de microorganismos y es a ellos a los que hay que cuidar y alimentar, para que estos a su vez cuiden y alimenten a las plantas cultivadas.
Con un adecuado manejo de suelo conseguimos unas óptimas condiciones para el cultivo. Para ello consideramos tres factores fundamentales: conservación, laboreo y fertilización.
*Conservación del suelo fértil tratando de minimizar la erosión, con cubiertas vegetales sembradas o naturales, sobre todo en terrenos con pendiente.
*Laboreo mínimo, superficial y con aperos verticales y/o desbrozadora. Aquí conviene hacer especial mención a la nada recomendable vertedera, ya que altera la textura y estructura del suelo y mata multitud de microorganismos. La mejor vertedera es la que está en el vertedero.
La desbrozadora nos hace una selección y control de las plantas adventicias, ya que nos limita el desarrollo las gramíneas, de mayor porte y competidoras por el agua y nutrientes; y fomenta el desarrollo de las leguminosas, que son las que fijan el nitrógeno atmosférico en el suelo y lo pone a disposición de las plantas cultivadas.
*Fertilización equilibrada con compost procedente de restos vegetales y/o animales. Es conveniente aprovechar los restos de cultivo: picando la paja en el caso del cereal o los restos de poda en cultivos leñosos.
La fertilización con productos químicos sintéticos desequilibra el suelo y la planta. Es considerada como el doping de las plantas. Produce una sobre-estimulación en el desarrollo vegetativo y productivo, sufriendo efectos secundarios como cualquier ser vivo: debilitamiento del sistema inmunológico y mayor susceptibilidad a tener plagas y enfermedades. Además, aportan solamente unos pocos nutrientes (de 3 a 10), cuando una planta requiere entre 30 y 40 diferentes. La mayoría de las veces la planta no los aprovecha en su totalidad; bien sea por bloqueos o porque, como son sales, necesitan agua para disolverse y estar a disposición de la planta. Si llueve en exceso se pierden por percolación contaminando las aguas subterráneas o por escorrentía contaminando las aguas superficiales. Si no llueve, no se disuelven y la planta tampoco los aprovecha. ¿Que pasa si llueve la cantidad necesaria para que se disuelvan de forma optima?, que la planta se desarrolla y produce más de forma anormal, con lo que se debilita y nos vemos obligados a tener que utilizar medios y productos fitosanitarios para combatir las enfermedades. Con esto la farmacopea tiene un doble beneficio: por un lado vende la enfermedad con los fertilizantes y el remedio con los fitosanitarios.
Otro factor importante en la Agricultura Ecológica es la sanidad vegetal. Como he dicho antes no se trata de cambiar los productos no permitidos por otros que si lo están. En el inicio de la actividad de la Agricultura Ecológica, es conviene utilizar solo cuando fuera preciso, productos biodegradables y específicos para la plaga y/o enfermedad concreta. Se trata de fomentar la biodiversidad para así volver a equilibrar el agroecosistema. Hay muchos insectos que son enemigos naturales de las plagas. Concretamente en el caso del olivo, hay unas 200 especies diferentes de insectos y de ellos solamente pueden causar daño 3,4 o 5 dependiendo de la variedad de olivo, de la zona y del manejo. Se ha comprobado en zonas donde llevan tiempo practicando la agricultura ecológica, que ha habido un descenso notable en los daños causados por plagas y enfermedades, puesto que se ha conseguido devolver el equilibrio natural del ecosistema mediante un manejo adecuado.
La falta de LIBERTAD por parte del agricultor de hoy en día, reside en el miedo a dejar de utilizar todos estos abonos, fitosanitarios y herbicidas y en la dependencia originada por las casas comerciales de estos productos. En los últimos años, han sido los técnicos de las casas comerciales los que se han ocupado de enseñar agricultura, ya que los de la administración están demasiado ocupados tramitando ayudas y subvenciones tan desafortunadamente necesarias, como insostenibles.
Para terminar y a modo de conclusión, un párrafo de uno de los mejores libros de agricultura que se ha escrito. Su autor es Lucio Junio Moderato COLUMELA y su título Los doce libros de agricultura. Este gaditano también vivió hace 2000 años, pero en este caso es asombroso su sentido en la actualidad. Es una reflexión que hoy mismo podíamos oír en cualquier tertulia de campesinos en plaza de un pueblo, pero que no siempre llegan a la misma conclusión:
Con frecuencia oigo a los primeros hombres de nuestra ciudad culpar unas veces la esterilidad de los campos, otros la intemperie que se nota en el aire de mucho tiempo acá, como perjudiciales a los frutos: también oigo a algunos mitigar estas quejas con una razón cierta a su parecer, pues piensan que la tierra fatigada y desustanciada con la excesiva fertilidad de los primeros tiempos, no nos puede dar alimento a los mortales con la abundancia que le daba entonces… Hemos puesto el cultivo de nuestras tierras a cargo del peor de nuestros esclavos, como si fuera un verdugo que las castiga por delitos que hubieran cometido: siendo así que nuestros antepasados ,mientras mejores eran ellos, mejores las trataban.
Chema, 24 de Junio del 2007
LA LABRANZA TOLEDANA
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